El 2020 ya es historia.
Seguro que muchos pensáis que ya era hora.
¡Menos mal que ha terminado!
Y, la verdad, es que no es para menos.
El 2020 lo recordaremos todos como un año catastrófico. Un año para olvidar.
Ha sido un período marcado casi en su totalidad por un tema: COVID-19.
Más de nueve meses en los que un maldito virus ha cambiado la manera en la que nos relacionamos con el mundo y, durante los cuales, muchas familias han sufrido sus efectos de una forma demoledora, ya sea en lo personal o en lo económico.

El 2020 pasará a la Historia como el año de la pandemia que paralizó el mundo.
Pero no podemos quedarnos únicamente con lo malo.
Si echamos la vista atrás, seguro que encontramos algún aspecto positivo. Un plan que nos saliese bien, un objetivo que lográsemos cumplir o algo nuevo que hayamos aprendido.
Es el momento de hacer balance.
Y ése es precisamente el objetivo de este post.
He querido hacer memoria y recordar dónde estaba a principios de año y dónde me encuentro ahora.
Y he querido plasmarlo por escrito.
Si algo aprendí durante mi etapa como analista informático es que las ideas y los planes no son nada hasta que los consigues transmitir. Sólo cuando intentas expresar en un papel todo lo que tienes en la cabeza es cuando pones orden en tus pensamientos y éstos adquieren un verdadero sentido.
Sé que lo que te cuento es muy personal. Pero, quién sabe, quizá alguna de las conclusiones a las que he llegado te puedan servir a ti también para mejorar algún aspecto de tu vida.
Contenidos
El 2020 en lo profesional
Este año que acaba de finalizar ha supuesto el inicio de una nueva etapa laboral con el lanzamiento de este blog.
Hace ya un tiempo que quería tener mi propia web, a través de la cual difundir mis experiencias y opiniones sobre educación financiera e inversiones. Quería ayudar a otras personas a llevar una vida más tranquila gracias a poner orden en sus propias finanzas.
Sin embargo, nunca me decidía a hacerlo.
El miedo a exponerme y el síndrome del impostor me frenaban demasiado.
Finalmente me dije que ya estaba bien de esperar y que era ahora o nunca.
Así, en abril de 2020 publicaba el primer artículo de este blog.
Desde entonces, he conseguido ser constante y redactar un post cada 15 días.
Poco a poco veo cómo los contenidos van aumentando y hay más gente interesada en lo que escribo.
Además, he logrado mis primeras ganancias online.
La satisfacción de ganar mi primer euro en Internet es una experiencia que nunca olvidaré.
No es mucho dinero, cierto. Pero es un dinero que he conseguido con algo que yo mismo he creado de la nada. Un primer ingreso que me dice que voy por el buen camino y que lo que estoy haciendo no es una quimera. Que, si haces bien las cosas, es posible vivir de tu propio negocio en la Red.
Por lo tanto, la valoración que hago del lanzamiento de mi página es muy positiva. Quizá no tanto por la parte económica, ya que es una web muy nueva y mi audiencia es todavía reducida. Sin embargo, ha supuesto crear las bases de mi propio proyecto personal. Un proyecto que me ilusiona y por el que creo que merece la pena luchar.
El 2020 en mis relaciones personales
Si me tuviese que quedar con un solo aspecto del 2020, lo tengo claro: mi sobrina.
Es cierto que nació la última semana del 2019. Pero ha sido durante el 2020 cuando he podido disfrutar de ella como tío.
En un año como el que hemos vivido, donde la inquietud por contraer el virus y la inestabilidad laboral ocupan nuestra mente casi a diario, es bueno evadirse de vez en cuando.
Y mi sobrina ha conseguido que abandone mis preocupaciones cada vez que la he podido ver.
Me pasaría horas observando cómo gatea, cómo intenta ponerse de pie, cómo se esfuerza por encajar las anillas sobre un palo o cómo estampa un muñeco contra el suelo.
Con cada sonrisa que nos regala, ajena a lo que ocurre en el mundo, nos muestra que la vida es mucho más de lo que vemos cada día en el televisor.
La pena es que los momentos que he compartido con ella han sido muchos menos de los que hubiese querido.
Como creo que nos habrá ocurrido a todos, la pandemia ha significado reducir nuestras relaciones personales a lo indispensable.
En mi caso, visito a mi familia una vez al mes y hace casi un año que no quedo con mis amigos.
Quizá podríamos vernos algo más, pero prefiero guardar la máxima precaución posible y posponer esos encuentros a un momento que podamos disfrutar completamente, con una mayor seguridad.
Por suerte, tenemos el teléfono y las videollamadas. Aunque no son, ni con mucho, suficientes.
El 2020 en mis finanzas
2020 ha sido un año malísimo en el aspecto laboral, con millones de empleos destruidos, personas en ERTE y empresas que han tenido que echar el cierre.
Sin embargo ha sido un buen año para los inversores que han sabido aprovechar el momento.
He de decir que en nuestro caso podemos estar muy agradecidos en el aspecto laboral. Cova ha mantenido su empleo y yo he empezado a generar algún ingreso online.
De todos modos, nunca estuvimos inquietos en este aspecto, ya que contamos con un buen colchón de seguridad. De ahí la importancia de tener siempre un fondo de emergencia al que puedas recurrir cuando surge un imprevisto. Es lo que marca la diferencia entre dormir tranquilo por las noches o no pegar ojo.

Con un buen colchón de seguridad dormirás mucho mejor por las noches.
En cuanto a las inversiones, también hemos acabado el año con ganancias, aunque no supe aprovechar la bajada de las bolsas todo lo que me hubiese gustado.
Sí que hice alguna compra extra de empresas a buen precio, pero otras se me escaparon.
Cometí un error de novato: esperar a que los precios bajasen más para adquirir acciones de ciertas compañías. Cuando me quise dar cuenta, ya habían vuelto a subir demasiado y había perdido la oportunidad.
De todas maneras, no me quejo. Conseguí añadir a mi cartera ciertas empresas a un precio que seguramente no volvamos a ver en bastante tiempo y, además, gracias a la inversión periódica en fondos indexados hemos logrado un precio medio realmente bueno.
¿Cómo hemos conseguido este precio medio?
Fácil, evitando cualquier interacción por nuestra parte.
2020 ha sido para nosotros el año de los robo-advisors. A principios de año abrimos una cuenta en Indexa Capital y en el último trimestre en Finizens.
Regístrate en Finizens con 12.000 € sin comisión de gestión durante un año.
Gracias a que tenemos programada una aportación mensual a los robo-advisors, siempre el mismo día del mes y por la misma cantidad, evitamos olvidos, miedos o tentaciones de buscar un precio mejor.
El dinero llega puntualmente a nuestros robo-advisors y se invierte en ese mismo momento.
Cero trabajo. Cero preocupaciones.
El 2020 en cuanto al ocio
Si en el ámbito de las relaciones personales el 2020 ha sido un año bastante malo, en lo que se refiere al ocio no tengo palabras.
¿Recuerdas qué hiciste el último fin de semana antes de declararse el Estado de Alarma?
Yo sí. Ese domingo por la tarde, Cova y yo fuimos a tomarnos un chocolate con churros.
Nunca se me va a olvidar ese chocolate.
Estaba delicioso, sí, pero no lo voy a recordar por eso. En mi cabeza fue el último momento de ocio antes de la pandemia.
Una especie de última cena.
Verás, hay dos cosas que me gusta hacer en mi tiempo libre: disfrutar de la comida en un buen restaurante y viajar.
Desde marzo del 2020 esas dos actividades las he realizado con cuentagotas.
Es verdad que en verano pudimos hacer un par de escapadas al Norte.
Un año entero sin ver el mar o el verdor de los paisajes de Cantabria hubiese sido desesperante.

No podíamos dejar pasar este año sin ver el mar Cantábrico.
Sin embargo, no fue como otros años. Algo era diferente. Nosotros habíamos cambiado.
Ir a los sitios con mascarilla, estar pendiente de todo lo que tocas, evitar en todo lo posible los lugares concurridos. Habrá quien piense que no es para tanto pero, sinceramente, yo no disfruto las cosas como antes.
Un par de días durante las vacaciones fuimos a un restaurante.
No nos sentimos nada cómodos. En todo momento estábamos pendientes de cómo se comportaba el camarero o la gente a nuestro alrededor.
Decidimos que no merecía la pena, así que el resto de los días optamos por pedir comida para llevar.
En resumen, el ocio este año ha sido casi inexistente. Al menos, tal y como me hubiese gustado disfrutar.
Espero que en el 2021, gracias a la vacuna, todo mejore y las cosas vuelvan a ser como antes.
O, al menos, la vida se parezca lo máximo posible a lo que conocíamos.
Lecciones aprendidas durante 2020
Hacer únicamente un resumen del año no vale de mucho. Para que sea realmente útil, tienes que analizar las experiencias que has vivido, tus aciertos y tus fracasos, para deducir aquellos aspectos que te pueden ayudar en el futuro a tomar nuevas decisiones.
Por eso, aquí te dejo mis propias conclusiones sobre este 2020 que hemos terminado.
Todo puede cambiar radicalmente de un día a otro
No creo que me equivoque demasiado si digo que no soy el único a quien el 2020 le ha demostrado lo frágil que es nuestra existencia.
¿Alguien pensaba mientras brindaba tras la última campanada que 3 meses después todo el país estaría encerrado en sus casas sin poder salir?
¿O que unos meses más tarde las mascarillas formarían parte de nuestro atuendo?
Aunque los telediarios ya nos mostraban imágenes espeluznantes de lo que estaba ocurriendo en China, nadie imaginaba que eso pudiese pasar aquí.
El “a mí eso nunca me va a pasar” es muy nuestro. Demasiado, quizá.

Quién nos iba a decir que las mascarillas iban a ser una prenda de vestir más.
Por eso, muchas veces nos confiamos y pensamos que nuestro trabajo va a ser para siempre. Que ese sueldo con el que nos podemos permitir todos los gastos del mes no nos va a faltar.
Y, de repente, de un día a otro todo cambia.
Un maldito virus hace su aparición y deja sin trabajo a muchas familias.
Pero no tiene por qué ser por un virus. Un reajuste en tu empresa, el traslado de tu sede a otro país, una decisión política que afecte a tu sector, etc. Hay muchos motivos por los que podrías perder tu empleo.
Por eso, no me canso nunca de repetir lo importante que es contar con un colchón de seguridad al que recurrir cuando surge un imprevisto. De esa manera, contarás siempre con un dinero ahorrado que te permitirá llegar a fin de mes y no pasar dificultades mientras centras tus energías en encontrar un nuevo trabajo.
Pero las cosas no sólo pueden cambiar en lo económico. También se pueden alterar en lo personal.
Este año he echado en falta pasar más tiempo con mi familia, viajar más, salir a cenar en pareja o a tomar unas cañas con los amigos.
Verás, ahorrar es muy importante. Puede marcar la diferencia entre tener un futuro tranquilo o no tenerlo.
Pero de poco te vale tener mucho dinero ahorrado si no disfrutas del camino.
Por eso, siempre defenderé la importancia del ahorro y de la inversión. De hecho, son los pilares de este blog donde comparto contigo las estrategias que, en mi opinión, son más acertadas para conseguir una estabilidad financiera en el futuro.
Sin embargo, no quiero dejar de vivir experiencias ahora para poder permitírmelas dentro de 20 años.
No se trata de ahorrar hasta el último céntimo que ingrese.
Es cuestión de equilibrio. De buscar un punto intermedio que me vaya acercando a mis metas financieras y, a la vez, me permita disfrutar del presente.
Hacer, hacer, hacer
Cuando empecé mi excedencia tenía un plan: formarme durante unos meses y después poner en marcha mi blog.
Lo cierto es que lo he cumplido a pies juntillas.
He hecho cursos de wordpress, SEO, marketing online, etc. He leído libros de finanzas, inversiones, negocios y emprendimiento.
Todo para intentar crear un buen blog y poder ofrecerte unos contenidos interesantes.
Y, aunque creo que lo que he aprendido me ha resultado muy útil, reconozco que me equivoqué. Pasé demasiado tiempo en la fase de formación y, por eso, los resultados tardaron en llegar.
Hasta que no empiezas a construir tu blog no te enfrentas a los primeros problemas técnicos.
Hasta que no te paras a diseñar la temática de tu web no te surgen las primeras dudas sobre cómo enfocar sus contenidos.
Hasta que no empiezas a redactar tus primeros posts no te das cuenta de lo difícil que es poner tus pensamientos por escrito con un lenguaje que no aburra a quien esté dispuesto a dedicarle unos minutos de su vida.
Hasta que no das difusión no comienzas a tener suficientes visitas ni suscriptores.
Hasta que no comienzas a recibir visitas no tienes un negocio, tan sólo tienes una web.
Por lo tanto, la formación está muy bien, pero la acción está mucho mejor.

Formarse está bien, pero hasta que no empiezas a hacer cosas no aprendes realmente.
No necesitas tener todos los conocimientos del mundo para empezar a hacer algo.
Simplemente haz cosas y ocurrirán cosas.
Aprender será una consecuencia natural de ese proceso.
La importancia del networking
Uno de los posts que más satisfacción me ha producido es éste. En él recomiendo 12 blogs sobre educación financiera que considero muy interesantes.
Cuando lo estaba preparando, contacté con los autores de todas las web que menciono. Se trata de personas que, para mí, son referentes en el sector de la educación financiera.
Pensaba que sería difícil que me respondiesen.
Me equivoqué. Todos me contestaron a las pocas horas.
Y, al hablar con ellos, comprobé que son gente muy cercana, dispuesta a echarme una mano para ayudarme con mi proyecto.
Además, una vez publicado el post, se encargaron de difundirlo en sus redes sociales.
El resultado habla por sí solo: se trata del post más leído de mi web y, el día de su publicación, obtuve más suscriptores que durante todo el mes.
Internet es una gran oportunidad para todos los que queremos emprender un negocio.
Sin embargo, cuando empiezas, eres tan sólo una sardinilla en medio del océano.
Nadie te conoce y es muy difícil que la gente llegue a tu blog por arte de magia.
Pero, si cuentas con el apoyo de gente que ya ha recorrido ese camino, lo tienes mucho más fácil.
Tener una estrategia de inversión
A finales de marzo quise comprar acciones de Disney.
La cotización había bajado casi un 40% y, aunque no era una empresa que tenía pensado adquirir, pensé que estaba a un precio interesante.
Hice un pequeño análisis y me decidí a comprarla al día siguiente.
Entonces subió casi un 15% en una jornada. Así que no compré.
“Bueno, no pasa nada, ya volverá a bajar”.
Pero no lo hizo. Al menos al precio al que había estado.
Pude haberla comprado un poco más cara y, aun así, hubiese sido un precio excelente. Sin embargo, esperarme a que volviese a los niveles de marzo hizo que perdiese ese tren.
Ahora las acciones Disney valen el doble que entonces. Habría multiplicado mi inversión por 2.

Disney ha sido una de las oportunidades perdidas de este año.
Cuando inviertes en Bolsa, las emociones hay que guardarlas en un cajón.
Todos conocemos la teoría, pero es complicado llevarla a la práctica cuando lo que está en juego es tu propio dinero.
Hasta los que llevamos un tiempo en esto caemos muchas veces en la trampa.
Disney ha sido una oportunidad perdida este año. Pero también he tenido aciertos.
Y esos aciertos han sido gracias a seguir una estrategia.
Disney no entraba en mis planes. Otras empresas sí. Sabía cuándo debía comprarlas y lo hice.
Además, cada mes tenía programada una aportación automática a mis robo-advisors. De ese modo, sin intervención por mi parte, he invertido siempre una misma cantidad de forma periódica.
He comprobado que la inversión a través de gestores automatizados funciona y, por eso, esta estrategia ha pasado a constituir una parte muy importante de mi cartera.
Propósitos de año nuevo
Hasta aquí, mi repaso de este 2020 que acabamos de cerrar.
Ha sido quizá el año más extraño que he vivido. Probablemente, el más raro que todos hayamos conocido.
Un año con muchas cosas malas, pero en el que también ha habido momentos para recordar y varios aspectos sobre los que reflexionar.
Pero este repaso del año no quedaría completo sin una lista de buenos propósitos para cumplir durante el 2021. Así que, aquí va la mía:
- Seguir publicando un post en mi blog cada 2 semanas.
- Realizar más artículos sobre otros bloggers y tener más relación con ellos.
- Ser más activo en twitter.
- Aumentar mis posiciones en fondos indexados a través de robo-advisors y ser fiel a mi plan de inversión.
- Mantener más contacto (aunque sea por videollamadas) con mi familia y amigos.
Ahora es tu turno.
¿Qué ha supuesto para ti el 2020?
¿Qué buenos momentos puedes extraer entre todo lo que hemos sufrido?
¿Qué propósitos tienes para este 2021 que acaba de empezar?
Te espero en los comentarios.
¡¡¡Feliz 2021!!!

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