Tengo una sobrina listísima.
Está mal que yo lo diga, ya que soy su tío. Pero es así. No es discutible.
Ahora está aprendiendo a gatear.
Bueno, de momento sólo repta. Y se sienta. Pero es cuestión de tiempo que lo consiga.
Al principio, cuando intentaba hacer fuerza con sus pequeñas piernas y sus manitas para levantar su cuerpo, se escurría y muchas veces acababa con su cara estampada en el parquet.
Pronto descubrió que si hacía la misma maniobra sobre su moqueta de juegos, no se resbalaba y el trabajo era algo menos duro.
Ahora tiene una estrategia. Va rodando como una croqueta hasta la alfombra y allí empieza a hacer sus maniobras.
Vale, no tiene la habilidad de un felino, pero su sistema funciona.
En la inversión, como en la vida, muchas veces se aprende a base de golpes.
De caerse y volverse a levantar.
De darse de morros contra el suelo.
Lo sé porque lo he vivido.

Toma nota de tus errores y levántate, igual que un bebé cuando aprende a andar.
Desde que invierto mi dinero he cometido muchos errores. Algunos de ellos de manual. De esos que te explican en los libros y conoces bien la teoría, pero que en la práctica no son tan sencillos de controlar.
Por eso, he querido hacer una recopilación con los más importantes. Para que tú los puedas reconocer y no caigas en ellos.
Si ya llevas un tiempo invirtiendo, es posible que algunas situaciones te resulten familiares. Y, si estás empezando, espero que mi experiencia te ayude a esquivarlas.
Contenidos
Error 1: hacer caso a las recomendaciones del banco
Al poco tiempo de empezar a trabajar, comencé a ver cómo mi cuenta corriente crecía mes a mes.
Todavía vivía en casa de mis padres y prácticamente no tenía más gastos que los que el fin de semana me hubiese reservado.
Por lo tanto, poco a poco, veía cómo cada vez tenía más dinero en el banco.
No es que fuese Rockefeller. Pero para un chaval que estaba acostumbrado a su paga semanal, más algún extra en Navidades o para mi cumpleaños, tener una nómina era una gran novedad.
Y como sabía que el dinero en la cuenta no daba nada, decidí que había llegado el momento de invertirlo.
Así que hice lo mismo que la mayoría. Ir a hablar con el del banco.
Me senté en una mesa y me atendió un tipo muy majo, que me explicó las bondades del último producto que habían lanzado.
Un producto garantizado. Cero riesgo. Con una rentabilidad astronómica.
Pintaba muy bien. Las explicaciones del chico me daban confianza. Así que lo contraté.
¿Qué podía salir mal?
Cuando llegué a casa me leí el contrato.
Error.
Todo el mundo sabe que eso hay que hacerlo antes. Aunque imagino que no soy el único que alguna vez ha firmado algo sin leer antes la letra pequeña.
En cualquier caso, no me habían mentido. La rentabilidad era ciertamente astronómica.
Se tenían que conjurar no sé cuántos astros para que yo ganase algo.
La fórmula para calcular la rentabilidad era digna de una pregunta de examen en mi primer curso de ingeniería.

A veces parece que haya que tener un doctorado en físicas para saber cuánto te va a dar un producto bancario.
Como era previsible, después de tener mi dinero parado durante 3 años, no gané más que unos pocos euros.
Así que, recuerda: no te fíes de los consejos que te den en el banco.
La gente que trabaja allí tiene que vender los productos de su entidad y eso es precisamente lo que te van a recomendar: lo que les indican desde la oficina central.
No te recomendarán los productos en los que ellos invierten su propio dinero. Te recomendarán lo que están obligados a recomendar. Lo que le interesa al banco.
Y los intereses del banco, rara vez coincidirán con los tuyos.
Error 2: invertir todo mi dinero de golpe
Tras un par de años trabajando y, una vez aprendida la lección de no confiar en mi banquero, decidí volver a intentar invertir mi dinero.
Pero esta vez de verdad. Invertiría en bolsa, que es donde había escuchado que se obtienen las mejores ganancias.
Siguiendo los consejos de un familiar, seleccioné unos pocos fondos de inversión en renta variable.
Dicen que no hay que invertir siguiendo las recomendaciones de amigos y familiares. Debes de ser tú quien elija dónde meter tu dinero en función de tu personalidad y tus circunstancias.
En cualquier caso, la persona que me aconsejó sabía muy bien de lo que hablaba y los fondos que me recomendó eran buenos. Muy buenos.
Pero el momento que elegí para invertir y el modo de hacerlo no tanto.
Cogí todo el dinero que quería tener invertido y lo repartí entre los fondos que había seleccionado.
Corría el año 2007. ¿Adivináis el resto de la historia?
En efecto. Llegó la Crisis del 2008 y la Bolsa se dio un batacazo espectacular.
Hay expertos que defienden que es mejor tener todo tu dinero invertido desde el principio, porque así estás dentro del Mercado y te aprovechas de todas las subidas.
Es posible que los datos históricos les den la razón.
Pero ver cómo día tras día tus inversiones se devalúan es muy duro.
Por eso, yo prefiero invertir mi dinero poco a poco.

Yo prefiero no invertir todo mi dinero de golpe.
Ahora, aunque en algún momento tenga una cantidad importante disponible, no la meto toda en bolsa a la vez, sino que espacio las compras para conseguir un precio medio decente.
De esa manera, me beneficio de las subidas al estar dentro y aprovecho las bajadas con mis compras periódicas.
Psicológicamente, creo que es mucho mejor y es lo que recomiendo a cualquier inversor que esté empezando.
Error 3: no saber gestionar las caídas
Vende cuando todo esté subiendo y compra cuando todo esté bajando.
La teoría es muy fácil. Todos la conocemos. Pero la práctica no lo es tanto.
Uno de los fondos de inversión que contraté en 2007 cayó un 80% en tan sólo un par de meses.
Los primeros días los soporté bien. Me decía a mí mismo que había que aguantar y que ya se recuperaría.
Varias semanas después los nervios empezaban a aflorar. Veía cómo otros fondos bajaban menos e incluso recuperaban algo de lo perdido, mientras el mío iba cuesta abajo y sin frenos.
Al final, lo acabé traspasando a un fondo de renta fija.
El error no fue moverlo a otro fondo, ya que el mío se estaba comportando realmente mal.
El error fue cambiarlo por uno de renta fija cuando había bajado tanto. Es como si hubiese vendido el fondo y materializado las pérdidas.
Si lo hubiese movido a otro fondo de renta variable hubiese aprovechado la recuperación del Mercado.
Sin embargo, al haber optado por un producto de renta fija, tardé casi 10 años en recuperar mi inversión inicial.

Las bajadas de la Bolsa son una oportunidad, pero hay que estar preparados psicológicamente para afrontarlas.
Esta situación tuvo además otro efecto colateral.
¿Recuerdas la teoría? Vende en las subidas, compra en las bajadas.
En mi caso, no sólo vendí durante la bajada sino que además no compré.
Había visto como mis inversiones disminuían de valor y no sabía si iban a bajar más.
Por eso, aunque tenía dinero disponible para invertir más, no lo hice. Me entró miedo.
Y el miedo es el principal enemigo del inversor.
Ahora sé que si hubiese invertido más dinero en aquella época, me hubiese recuperado mucho antes y ahora tendría una cartera con unos precios que difícilmente se vuelvan a repetir.
Error 4: perseguir el mejor precio
La crisis de 2008 me enseñó a que, por mi forma de ser, era mejor invertir poco a poco. Espaciar las compras para no sufrir tanto en las caídas de la Bolsa.
Con esa idea, empecé a invertir directamente en acciones, destinando una cantidad mensual de mis ahorros para adquirir nuevas empresas.
Los primeros meses marcharon bien. Seleccionaba una compañía y adquiría acciones siempre por la misma cantidad cada mes.
El problema vino cuando ya tenía varias empresas en cartera y no veía ninguna otra que me interesase.
Tenía que volver a comprar acciones de una empresa que ya poseía, pero su precio había subido bastante. Era superior al que la compré inicialmente.
Esto me hacía dudar y esperar a ver si bajaba un poco.
Pero pasaban los meses y no invertía nada.
Resultado: Mi estrategia de Dollar Cost Average tirada a la basura.
Así estuve un tiempo hasta que decidí ponerle freno y mentalizarme de que unas veces compraré a precios más altos y otras veces a precios más bajos.
La Bolsa es así. Son las reglas del juego y hay que aceptarlas.
Lo importante es que si soy constante en mis compras al final obtendré un precio medio bastante correcto para el largo plazo.

Si persigues siempre el mejor precio, probablemente no te decidas nunca a comprar.
Si estás empezando a invertir, es posible que te asalten las dudas sobre si es el mejor momento para hacerlo.
Como dice una célebre frase
El mejor momento para invertir es hoy el otro mejor momento fue ayer.
Por lo tanto, sí ahora es el mejor momento para invertir. Pero hazlo con cabeza.
Invierte inicialmente una parte del total que tengas pensado y haz aportaciones periódicamente.
Si quieres, puedes leer mi artículo sobre la importancia de automatizar la inversión, donde detallo un poco más esta idea..
Error 5: no tener una estrategia
Como habrás podido comprobar, durante mis primeras fases como inversor fui como pollo sin cabeza.
- No tenía claros mis objetivos.
- No sabía el riesgo que estaba dispuesto a asumir.
- No había definido qué activos debían configurar mi cartera.
- No tenía un plan claro de inversión periódica o, al menos, no lo ejecutaba de manera consistente.
En resumidas cuentas, invertía sin demasiado criterio.
Y esto es un tremendo error.
Si no tienes clara tu estrategia de inversión es muy probable que fracases en cuanto se presenten las primeras dificultades.

En la inversión, como en el ajedrez, debes tener una estrategia si quieres ganar.
En mi caso, ahora lo tengo claro.
Tengo una cartera conjunta con Cova, mi pareja, con la que invertimos a largo plazo para poder obtener unas rentas en el futuro.
Está formada por 3 subcarteras:
- Cartera 1: acciones con buena rentabilidad por dividendo.
- Cartera 2: fondos de gestión activa.
- Cartera 3: fondos indexados.
Queremos que cada subcartera acabe teniendo un peso de un tercio sobre el total, aunque ahora mismo no es exactamente así.
La cartera de fondos de gestión activa pesa algo más que el resto, ya que es la primera que construimos. Pero nuestra idea es que acaben igualándose. Para ello, hacemos aportaciones mensuales en las carteras 1 y 3, mientras que la cartera 2 sólo la rebalanceamos cada cierto tiempo.
Y somos constantes con nuestro plan, aportando mes a mes, independientemente de cómo esté la Bolsa.
Además, siempre intentamos tener algo de dinero disponible para hacer alguna aportación extra en épocas de grandes caídas y aprovechar así los precios bajos del Mercado.
Bonus: no invertir primero en formación financiera
Llegamos al que considero mi principal error: no dedicar tiempo a formarme antes de invertir.
No fue hasta pasados los 30 cuando empecé a leer y a buscar algún curso sobre finanzas e inversión.
Para entonces llevaba ya unos cuantos años metiendo mi dinero en fondos de inversión.
Creo que, si hubiera conocido antes lo que aprendí en esos cursos y libros, no hubiera cometido muchos de los errores que te he contado anteriormente.
- No me hubiese guiado por las recomendaciones del tipo del banco.
- No hubiese invertido todo mi dinero de golpe.
- Habría tenido más información para mantener la cabeza fría ante las bajadas.
- No habría perseguido el precio de las acciones.
- Hubiese definido una estrategia de inversión que aplicar desde el primer momento.
En definitiva, la formación es clave para saber qué opciones tienes a tu disposición a la hora de invertir y cuál se adapta más a ti.
Si estás leyendo estas líneas, creo que ya eres consciente de ello.
Has buscado información y has llegado a este blog. Eso quiere decir que te preocupas por tu educación financiera y quieres aprender cosas nuevas.
Y si no sabes por dónde empezar, puedes echar un vistazo a los libros y páginas web que te recomiendo en mi artículo sobre Bolsa. Estoy seguro de que te permitirán crear unas buenas bases para comenzar a invertir.

Formarte es la mejor inversión que puedes hacer en tu vida.
En mi caso, desde luego, la formación supuso un antes y un después en mi vida como inversor.
Ahora es tu turno. Dime:
¿Te formaste antes de invertir o aprendiste a base de golpes?
¿Qué errores has cometido con tus inversiones?
¿Te sientes identificado con alguno de los míos?
Cuéntamelo en los comentarios. Me gustaría conocer tu historia.

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Es una frase que siempre se utiliza pero no por ello deja de ser verdad: fallando es como aprendemos.
¡Genial artículo!
Con tu forma de redactar se hace muy amena la lectura.
Saludos!
¡Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado el artículo.
¡Un saludo y mucha suerte con tu proyecto!