Hace unos días llamé para solicitar cita en mi oculista.
Me tocaba mi revisión periódica y, por unas cosas u otras, llevaba ya unas semanas retrasando la llamada.
- Ahora estoy concentrado, luego lo hago.
- Después de comer llamo sin falta.
- Termino de ver esta serie y busco el número.
- Hoy sí que sí, de esta tarde no pasa.
- …
Y así un día tras otro.
Como te puedes figurar, llamar al oculista no estaba entre mis prioridades. Mucho menos entre las cosas que más me apetecía hacer. Sin embargo, yo sabía que tenía que hacerlo.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Todos conocemos este refrán pero, ¿cuántas veces lo ignoramos?
Al final, cómo no, acabé llamando a la consulta.
Resultado: me dieron cita para dentro de dos meses. Bastante más tarde de lo que me hubiera gustado.

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
A la hora de invertir, la mayoría de las veces ponemos el foco en lo arriesgado que es meter nuestro dinero en una determinada empresa o nos asustamos con la volatilidad del mercado.
Sin embargo, no prestamos la debida atención al principal riesgo que puede acabar de un plumazo con toda nuestra estrategia de ahorro e inversión: nosotros mismos.
En varias ocasiones te he comentado la importancia de tener un plan financiero. Ahora bien, si ese plan requiere de nuestra intervención constante para funcionar, tiene todas las papeletas para que deje de hacerlo en algún momento.
En este artículo te quiero hablar de la importancia de la automatización a la hora de gestionar tus finanzas y te mostraré un sistema sencillo con el que podrás ahorrar e invertir de manera eficiente sin necesidad de estar pendiente. Podrás obtener muy buenos resultados dedicando muy poco tiempo.
¿Te interesa?
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Sistemas vs objetivos
Las personas somos muy aficionadas a ponernos metas.
Creo que es algo intrínseco al ser humano. Nos encanta tener objetivos que cumplir. Nos sirven de guía en nuestro día a día, nos marcan un camino para seguir y nos permiten enfocar nuestros esfuerzos en conseguir algo que ansiamos.
Los objetivos están muy bien, pero un objetivo por sí solo no sirve de nada.
¿Cuántas veces te has propuesto algo, pero luego, por falta de tiempo, motivación o por pereza, has acabado abandonando la idea?
Por eso, hay algo más potente que marcarse objetivos y consiste en poner en marcha sistemas.

Todos nos marcamos objetivos que queremos alcanzar. La mejor manera de conseguirlo es implantando sistemas.
Un objetivo es un fin. Se trata de algo intangible que queremos conseguir. Lo malo es que no viene acompañado de un manual de instrucciones que nos asegure que lo vamos a lograr.
Un sistema es un proceso. Un mecanismo que, si está bien diseñado, una vez lo pones en marcha es casi seguro que obtengas los resultados que andas buscando y los mantengas en el largo plazo.
Lo que nos permitirá llegar lejos no es tener objetivos, sino establecer buenos sistemas.
No tienes por qué creerme a mí. Scott Adams, el creador de Dilbert, desarrolla esta idea en su libro “Cómo fracasar en casi todo y aun así triunfar“.
Perder 10 kilos de peso en 3 meses es un objetivo. El problema es que no depende completamente de nosotros, sino de diversos factores como acertar con la dieta adecuada, nuestra fuerza de voluntad, nuestro metabolismo, nuestro estado de salud, etc. Puede que lo consigamos o puede que no y, si no lo logramos o no vemos pronto resultados, es probable que nos desanimemos. También puede ocurrir que lo consigamos tras unos meses de sacrificio, pero luego nos relajemos, volvamos a nuestras viejas costumbres y engordemos de nuevo.
Estudiar nuestro cuerpo para transformar nuestros hábitos alimenticios en una dieta más saludable y adaptada a nuestro metabolismo es un sistema. Lo puedes hacer poco a poco e ir cambiando unos alimentos por otros de forma gradual. Al final lo convertirás en una rutina que habrás hecho tuya, que cada vez te costará menos esfuerzo y que te permitirá no sólo quitarte esos kilos que ahora te sobran, sino mantener un peso adecuado a lo largo de los años.

Uno de los objetivos más repetidos tras el verano es perder esos kilos de más.
Otro ejemplo es este blog. Llegar a la cifra de 2.000 suscriptores a final de año sería un objetivo. No depende exclusivamente de mí y pondría una gran presión en mis espaldas. Si no lo consigo, ¿significa que he fracasado en mi proyecto y debería abandonarlo?
Desconozco si tendré o no 2.000 suscriptores al acabar el año, pero sí sé que tengo un sistema: publicar un post cada 2 semanas. Soy consciente de que, de este modo, cada vez tengo más contenido en mi blog, hablo sobre diferentes temas que interesan a más gente y, en consecuencia, cada vez tengo más visitas y más suscriptores.
Tengo un sistema que depende de mí y, en el largo plazo, sé que acabará dándome resultados.
Con el ahorro y la inversión pasa lo mismo. No basta con ponerse el objetivo de ahorrar un 30% de tu sueldo y tener 10.000 € más invertidos en bolsa a final de año. Debes establecer un sistema que te permita cumplir esas metas.
Y el sistema más fiable que conozco en el tema de las finanzas es aquél que no depende de tu intervención para que funcione.
El sistema más efectivo para ahorrar e invertir tu dinero consiste en la automatización.
Automatiza tu ahorro
Estoy convencido de que la gran mayoría de la gente que ahorra hace lo siguiente: cobra su nómina, deja el dinero en su cuenta corriente, va gastando de allí y, cada cierto tiempo (cuando se acuerda o un par de veces al año), revisa cuánto tiene la cuenta y mueve una parte a un depósito bancario, a una cuenta de ahorros o a un fondo de inversión.
Lo cierto es que no he hecho una investigación rigurosa ni me he basado en ningún estudio. Se trata simplemente de mi intuición.
Este comportamiento tiene varios problemas, pero te voy a comentar los tres más importantes.
El primero de ellos es que tienes el dinero disponible en tu cuenta todo el tiempo, por lo que te piensas menos cada gasto, ya que ves que tienes dinero suficiente para afrontarlo sin problemas. Recuerda la ley de Parkinson:
“Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”.
Por otro lado, desconoces exactamente cuánto ahorras. Tu ahorro es variable y errático. No tienes una tasa de ahorro planificada y establecida, sino que ahorras “las sobras”.
Finalmente, tu ahorro está condicionado a tu tiempo. Necesitas sentarte a revisar tus cuentas para decidir cuánto vas a mover y a dónde. Y el que hagas o no esta labor depende de varios factores: que no tengas otras cosas que hacer, que tengas ganas, que no se te olvide,…
Por lo tanto, es muy probable que tu dinero se pase en la cuenta corriente más tiempo del que sería deseable, permitiendo que la inflación vaya comiéndose poco a poco su valor.

Si tus finanzas dependen completamente de tu tiempo, casi siempre encontrarás un plan más divertido para hacer.
Si te sientes reconocido en estas líneas y quieres ser un ahorrador efectivo, deberías cambiar tu comportamiento. Tienes que dejar de ahorrar lo que sobra de tu nómina y empezar a ahorrar nada más recibirla.
El concepto de pagarte a ti primero es muy poderoso, ya que te permite tener el control de tu dinero.
Conoce tu situación financiera
¿Cuánto quieres ahorrar? ¿Cuánto necesitas gastar?
Son dos preguntas que debes hacerte antes de realizar ninguna acción. Para ello, debes ser consciente de cuáles son tus ingresos y tus gastos reales.
Nada de estimaciones, ni engañarte a ti mismo. Tienes que ser lo más exacto posible.
Créeme, no es complicado. Sólo necesitas un poco de constancia y una hoja de control como la que yo mismo utilizo y que te comento en este post.

Debes conocer cuáles son tus gastos para saber cuánto puedes ahorrar.
Una vez conoces tus ingresos y gastos reales sabrás con total seguridad:
- Qué dinero debes reservar para cubrir tus gastos fijos mensuales.
- Qué otros gastos variables puedes tener en un mes.
- Cuál debe ser tu colchón de seguridad.
- Qué gastos a corto plazo quieres realizar (vacaciones, renovar el ordenador, …).
- Cuánto dinero puedes destinar a la inversión.
Éste es el primer paso. El segundo es automatizar.
Programa tu ahorro
Hoy en día existen un gran número de bancos, especialmente online, que te permiten tener varias cuentas y realizar transferencias sin comisiones. También te dan la opción de programarlas.
No tengas miedo a tener varias cuentas (siempre que el banco no te cobre por ello) y ábrete una para cada objetivo que consideres importante. Como mínimo te recomiendo:
- Una cuenta corriente donde ingreses la nómina, donde tengas domiciliados los recibos y asociada tu tarjeta (a ser posible, de débito).
- Una cuenta de ahorro, que te ofrezca algo de rentabilidad, para el colchón de seguridad.
- Una cuenta de ahorro para los gastos a corto plazo.
Idealmente tendrías que tener más cuentas (separar gastos fijos, gastos variables, una cuenta por cada objetivo a corto plazo, etc). Pero estamos intentando definir un sistema automático que sea eficiente, al que tengamos que dedicar el menor tiempo posible. Cuantas más cuentas tengas y más específica sea su función, más control e intervención por nuestra parte exigirá y, por lo tanto, más posibilidades de que acabe fracasando.

No tengas reparo en abrirte una cuenta para cada objetivo financiero.
Una vez creadas las cuentas, llega el siguiente paso: programar las transferencias.
Con tu hoja de control e ingresos y gastos en la mano, decide el porcentaje de tu sueldo que vas a destinar a cada objetivo y deja programada una transferencia para que se ejecute cada mes. Por ejemplo:
- Un 60% de la nómina se quedará en la cuenta para pagar recibos y para gastos de tarjeta.
- Un 5% incrementará el colchón de seguridad.
- Un 10% irá para los gastos planificados a corto plazo.
- El 25% restante será para invertir.
Es sólo un ejemplo. Evidentemente los porcentajes exactos dependen de cada caso individual.
Ahora bien, no te recomiendo hacer las transferencias el primer día del mes. Ten en cuenta que tu nómina podría retrasarse por algún motivo y darte más de un susto. Deja unos días de margen y programa tus transferencias para el día 5, más o menos, de cada mes. De este modo te asegurarás de tener tus ingresos en tu cuenta a tiempo.
Y no te olvides de las pagas extra. Si tienes un par de ingresos extraordinarios al año, lo ideal sería tener también transferencias programadas a tus cuentas de ahorro para que se ejecuten esos meses concretos.

Gracias a la banca online, es muy sencillo programar transferencias periódicas entre tus cuentas.
Como ves, con este sencillo sistema te aseguras de ahorrar siempre la misma proporción de tus ingresos. Sólo necesitas dedicarle unas horas para ponerlo en marcha y después puedes olvidarte el resto del año.
El sistema funcionará solo, sin tu intervención y sin quitarte ni un minuto de tu tiempo.
Ahora bien, ¿qué pasa con la inversión?
Habrás notado que no te he dicho dónde va a parar el dinero que quieras destinar a tu inversión.
No te preocupes, de eso te voy a hablar a continuación.
Invierte como un robot
Si buscamos la palabra robot en la RAE, uno de sus significados es el siguiente: “Persona que actúa de manera mecánica o sin emociones.”.
Es posible que los fans de WALL-E no estén demasiado de acuerdo, pero lo cierto es que los robots no tienen sentimientos. Al menos, de momento…

WALL-E nos hizo creer que los robots tienen sentimientos.
Cuando inviertes en bolsa, te das cuenta de que uno de tus mayores enemigos es precisamente ese: tu estado emocional.
- El mercado ha bajado mucho. No sé si invertir ahora o esperar a que baje un poco más.
- La empresa X ha dado un subidón en 3 meses. Voy a comprar acciones hoy mismo. No quiero quedarme fuera.
- Debería hacer mi aportación mensual a fondos de inversión, pero no me apetece encender el ordenador. Ya la haré mañana.
La teoría todos la tenemos clara: compra barato, vende caro, haz aportaciones periódicas,…
Sin embargo, a la hora de ponerla en práctica surgen todo tipo de inconvenientes.
Un robot no tiene estos problemas. Se programa y ejecuta lo programado.
No hay lugar al miedo, a las dudas, a la codicia, a la pereza o al “no tengo tiempo”.
¿No estaría fenomenal que nuestras inversiones no estuviesen influenciadas por todas estas sensaciones?
Lo bueno es que hay una solución. Y es más fácil de lo que imaginas.
La comodidad de los robo-advisors
A estas alturas no es ningún secreto que los robo-advisors son una de mis maneras de invertir favoritas.
Quizá no sea la opción más barata. Puede que tampoco la que te ofrece las mayores rentabilidades. Incluso es algo aburrida.
Sin embargo, a mi modo de ver, es la forma más cómoda de invertir. El mecanismo ideal para obtener un buen rendimiento sobre tus ahorros dedicando el menor tiempo posible.
Los robo-advisors son lo más parecido a invertir como un robot. De ahí su nombre.
Lo único que tienes que hacer es abrir una cuenta, realizar un test para definir tu perfil de riesgo y programar una transferencia periódica desde tu cuenta corriente a la cuenta del robo-advisor.
Eso es todo. Más sencillo imposible.
Cada vez que llegue una transferencia, la propia plataforma se encarga de repartir el dinero entre los diferentes fondos indexados. Que, por cierto, son fondos con unas comisiones realmente bajas.
Además, cada cierto tiempo hacen un rebalanceo de tus posiciones, para asegurarse de que tu cartera es siempre fiel a tu plan de inversión y al riesgo que quieres asumir.
Como te digo, tú no tienes que hacer nada más.
Inversión automatizada al alcance de cualquiera.
Si quieres saber más sobre este tema, te invito a leer este post donde te cuento en detalle cómo funcionan los robo-advisors.
Suscripción periódica de fondos de inversión
Los robo-advisors son la manera más sencilla y eficaz de invertir de forma automática, especialmente para quienes desean obtener una buena rentabilidad sin dedicar tiempo a estudiar otras alternativas más complicadas.
No obstante, es posible que quieras evitar las comisiones de los robo-advisors creando tú mismo una cartera de fondos, o añadir más diversificación incluyendo otros fondos más específicos.
Si ése es tu caso, déjame decirte que también puedes automatizar en buena medida el proceso.
Para ello, antes de nada debes investigar si tu banco o tu broker ofrece la opción de programar suscripciones periódicas a fondos de inversión. Se trata de una funcionalidad cada vez más habitual en la que indicas el dinero que quieres invertir en cada fondo y la frecuencia con la que deseas hacerlo. Una vez programadas, las suscripciones se ejecutan con puntualidad británica sin que tengas que hacer nada más.
Evidentemente, si tus fondos están en un banco o broker diferente a donde recibes la nómina, antes de nada deberás programar una transferencia desde tu banco habitual al broker para tener saldo suficiente. Asegúrate de dejar unos días entre que se ejecuta esta transferencia y la fecha que asignes a las suscripciones para evitar problemas.

Captura de la app de MyInvestor. Programar suscripciones periódicas es realmente sencillo.
En mi caso, tengo programada una aportación mensual para ir incrementando progresivamente mi posición en ciertos fondos.
De este modo, yo invierto pase lo que pase. Da igual que el mercado suba, que baje, que yo tenga pereza, que esté de viaje o que me duela la cabeza. Sin enterarme, cada mes añado una cantidad fija de dinero a mi cartera de fondos.
Con esta estrategia consigo un doble objetivo: no dejarme influir por el ruido del mercado e intentar obtener un precio medio adecuado en el largo plazo. Es lo que se conoce como Dollar Cost Averaging.
Esto mismo lo puedes hacer tú con todos los fondos que quieras. Puedes crear tu propia cartera, decidir cuánto quieres meter mensualmente en cada fondo y programar las suscripciones para que se hagan solas.
Ahora bien, si optas por esta estrategia en lugar de por un robo-advisor, ten en cuenta que te ahorrarás la comisión de gestión pero deberás rebalancear tú mismo tu cartera de vez en cuando.
Evitas gastos, pero necesitas dedicar más tiempo.
Tú decides qué te compensa más.
Reajusta tu sistema cada cierto tiempo
Hemos visto que automatizar tus finanzas es relativamente sencillo.
Simplemente necesitas dedicar un tiempo inicialmente para conocer cuánto puedes ahorrar e invertir y programar las transferencias que necesites para ello.
Una vez lo tienes implementado, ya no tienes que hacer nada más.
¿Nada más?
Bueno, si te dijese que ya no vas a tener que prestarle atención te estaría mintiendo.
Realmente, deberías revisar tu sistema al menos una vez al año, o cuando haya algún cambio importante en tu vida, para ajustarlo a tu situación en cada momento.
- Si ya has alcanzado la cantidad que quieres tener en tu fondo de emergencia, quizá no deberías seguir aportando dinero a tu colchón.
- Puede que un año tengas algún objetivo de gasto extraordinario para el que debas destinar más ahorro: un coche, varias bodas, un viaje lejano, etc.
- Si te suben el sueldo sería aconsejable revisar los porcentajes para destinar más dinero al ahorro y a la inversión.
- Si pierdes tu empleo, es probable que debas frenar tus inversiones.
- Si empiezas a vivir en pareja tendríais que diseñar un plan financiero común.
Son solo unos ejemplos de la cantidad de situaciones diferentes que pueden tener lugar.
La vida da muchas vueltas y tus planes pueden cambiar de un día para otro.
Lo importante es que siempre que tengas un plan, intentes ceñirte a él lo máximo posible. Y la automatización es una herramienta muy útil para lograrlo.
Ahora es tu turno. Cuéntame:
¿Tienes automatizadas tus finanzas de algún modo?

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