Creo que nunca podría ser vegano.
El jamón ibérico y el solomillo de ternera me gustan demasiado como para desterrarlos de mi dieta.
Sin embargo, cada vez más me estoy aficionando a los restaurantes de este tipo de comida.
El cuidado con el que diseñan la mayoría de sus platos y la variedad de sabores que puedes encontrar han conseguido despertar mi interés por esta cocina.
Tanto es así que, cuando no voy con prisa, suelo darme un paseo por la sección de platos vegetarianos del supermercado.
El otro día compré unas salchichas veganas.
El paquete llamó mi atención porque hablaba de las ventajas de esta comida para el medio ambiente.
Además, no tenían mala pinta. Así que decidí darles una oportunidad.
Cuando en casa saqué las salchichas del envoltorio y las eché a la sartén, un agradable olor a barbacoa impregnó la cocina.
Iba a ser una buena cena.
Ya en el plato, corté un trozo y me lo metí en la boca.
Su sabor y textura pronto me recordaron a algo. Pero no precisamente a una salchicha.
Más bien se parecía a un trozo de corcho que alguien había quitado hacía días de una botella.
“No están muy allá”, dije mirando a mi pareja.
Casi no pude acabar la frase. Su cara me lo dijo todo.
Una mueca extraña y una pequeña bola en uno de sus carrillos reflejaban que le había gustado incluso menos que a mí.
Nos acabamos el plato porque odiamos tirar la comida.
Menos mal que teníamos un bote de ketchup que hizo la experiencia algo más llevadera.
¿De verdad alguien había probado esto antes de sacarlo a la venta?
Yo creo que muchas veces la gente no comprueba las cosas. Están tan cegados con su obra o su opinión que son incapaces de aceptar cualquier tipo de crítica.
Y tiran para adelante sin pensar mucho más.
Por mucho que insistas en que tu comida es sana, que la envuelvas en un paquete llamativo o que lleves a cabo una potente campaña de marketing, si el producto sabe a corchopán está condenado al fracaso y la gente quedará muy descontenta con él… y contigo.
Cuando empecé a oír hablar de los robo-advisors pensé que eran una gran idea. Tenían todas las papeletas para ser un excelente producto de inversión, especialmente para quienes no desean dedicar mucho tiempo a este tema.
Pero antes de escribir sobre ellos en mi blog, quise asegurarme.
Decidí probarlos para poder contar de primera mano mi propia experiencia.
Abrí una cuenta en Indexa Capital y otra en Finizens.
Y dos años después de la primera de ellas te puedo decir que ha sido todo un acierto.
Hoy en día tienen un fuerte peso en mi cartera y los considero una herramienta muy útil y cómoda.
Pero no lo digo porque lo haya leído en Internet.
Te lo cuento porque los he probado y sé que, al menos a mí, me funcionan.
Descubrimientos del momento
En esta sección recopilo algunas cosas que me han parecido interesantes.
Un libro, una herramienta, una noticia, una frase motivadora. En definitiva, cualquier recurso que te pueda ayudar a mejorar tus finanzas.
Espero que te gusten 😊
📰 La nueva palabra de moda
El lenguaje da mucho juego. Cuando no existe un término adecuado para referirnos a algo, directamente nos lo inventamos.
Y muchas veces, la manera más fácil de hacerlo es combinar dos palabras en una sola.
Que se lo digan al creador de la batamanta, del huevo-gamba o de la nueva variante Deltacron.
En esto, los guionistas de las películas de monstruos son unos artistas. Ahí tienes a Pirañaconda, Dinocroc, Frankenfish o Tibupulpo, por citar sólo unos ejemplos.
Es posible que en los últimos meses hayas escuchado una de estas palabras compuestas para describir un posible escenario económico que podría tener lugar próximamente.
Se trata de la estanflación.
Este concepto no es nuevo. Se creó en los años 60, al juntar los términos “estancamiento económico” e “inflación”.
Y la verdad es que no tiene tanta gracia como las criaturas de serie B que te he comentado.
De hecho, la estanflación ha tenido lugar muy pocas veces en la historia. Pero, cuando ha ocurrido, ha sido un auténtico quebradero de cabeza para gobiernos y bancos centrales.
Por cierto, todavía no te he contado exactamente en qué consiste.
Aunque no voy a ser yo quien lo haga.
En su lugar, te dejo este vídeo de Finect donde lo explican genial.
💬 Aprendiendo del mejor
“Regla número 1: nunca pierdas dinero. Regla número 2: nunca olvides la regla número 1”.
Seguro que has leído esta frase en más de una ocasión.
Y supongo que sabrás quién la dijo.
Exacto, se le atribuye al gran Warren Buffet, que creo que no necesita presentación.
De hecho, ésta es una de las tantísimas frases que ha pronunciado y que sirven de inspiración a muchos de quienes invertimos en bolsa.
El estilo de inversión de Buffet se caracteriza por dos elementos fundamentales: el sentido común y dejar a un lado las emociones.
“Nunca inviertas en un negocio que no puedas entender”.
Son recomendaciones tan sencillas y evidentes que algunas veces se nos olvidan.
Por eso, de vez en cuando, viene bien conocer lo que este genial inversor ha opinado con respecto a ciertos temas.
Para ello tenemos la siguiente web, donde se recogen las respuestas de Warren Buffet a multitud de preguntas.
Está en inglés pero, si no te manejas bien en ese idioma, puedes echar mano del traductor de Google. Simplemente copia y pega la URL en la caja de texto de dicho traductor, y te dará una nueva dirección para acceder a la página traducida.
Una gran colección de ideas a cual más interesante.
📝 La importancia de llevar las cuentas
Las plantas carnívoras me resultan fascinantes.
¿Un vegetal tragándose a un animal? Parece de locos.
Pero no sólo me llaman la atención porque parezca el mundo al revés. También por lo curioso que es su comportamiento.
Verás, para muchas de estas plantas, comerse un bicho supone un gasto de energía enorme.
Por eso, tienen que cuidar muy bien sus movimientos.
Únicamente deben cerrar sus fauces cuando están seguras de que van a capturar a su presa.
Y para conseguirlo, lo que hacen es contar.
¿Cómo?
Sí, he dicho contar.
La planta cuenta las veces que un insecto toca los pelillos de su superficie y la frecuencia con la que lo hace.
Sólo así deciden si es una presa que merece la pena cazar o no.
Cuando inviertes en acciones individuales tienes que actuar como una de estas plantas.
Debes llevar tus cuentas.
Y para eso necesitarás una herramienta que te permita conocer cuándo es un buen momento para comprar o cuándo una compañía no cumple determinados criterios de calidad.
En Internet tienes multitud de utilidades para hacerlo. Muchas de ellas de pago.
Pero si quieres una solución sencilla para empezar, te recomiendo echar un ojo al tracker de acciones de “Show Me The Money” (@_smtm).
Con tan sólo introducir el código de la acción, te mostrará diversas métricas que se actualizan a diario.
Y lo mejor de todo es que es gratuito. Aunque si te gusta y quieres apoyar su trabajo, siempre puedes hacer una pequeña contribución a su proyecto.
💗 Tu ayuda vale por dos
Que MyInvestor sea una de mis entidades de inversión favoritas no creo que te pille de nuevas.
Este mail es el quinto número de esta newsletter y en tres de los cuatro anteriores te he comentado alguna noticia sobre este banco online.
En esta ocasión también lo voy a hacer.
Pero no por sus productos o sus reducidas comisiones.
Los voy a nombrar porque se lo merecen. Porque hay acciones que son dignas de elogio.
En estos momentos tan inusuales, en los que una guerra, que jamás habríamos pensado que llegaríamos a ver, se está cebando con buena parte de la población civil, todo apoyo es poco.
Por eso, MyInvestor ha decidido colaborar con Ayuda en Acción, para poner su granito de arena y echar una mano a quienes más lo necesitan.
Gracias a esta campaña, por cada contribución que tú hagas, MyInvestor donará exactamente el mismo importe.
Un 2×1 muy especial.
Si estabas pensando en realizar una donación para ayudar a los refugiados ucranianos, tienes una oportunidad inmejorable.
Todavía estás a tiempo, ya que está previsto que la campaña dure hasta junio.
Toda ayuda cuenta.
Esto es todo por hoy
Si tienes cualquier idea, crítica o comentario sobre esta newsletter, no te cortes y escríbeme.
¡Un abrazo y hasta la próxima!

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