¿Sabes lo que gana tu pareja? ¿Y cuánto suele gastar? ¿Soléis hablar de dinero?
Aunque parezca mentira, muchas parejas evitan el tema del dinero y desconocen exactamente cuál es el sueldo de cada uno. Se trata de un tema tabú que reservan para sí mismos. Hay quien considera que compartirlo es algo así como una invasión de su intimidad.
A mi modo de ver, esto es un tremendo error.
El tema del dinero, si no se trata con sinceridad, puede convertirse en una bomba de relojería capaz de explotar en cualquier momento.
No es un tema para conversar en tu primera cita, eso está claro. Pero si vais a iniciar una vida juntos, deberíais sentaros a hablar sobre estos aspectos más pronto que tarde.
Del mismo modo que sabes qué música le gusta a tu pareja, o su talla de zapatos, deberías conocer cuáles son sus hábitos de ahorro y en qué suele gastar su dinero.
Yo, desde luego, no tuve ninguna duda.
Cuando Cova y yo decidimos dar un paso más en nuestra relación e irnos a vivir juntos, empezamos también a compartir nuestras inquietudes económicas.
Tampoco es que nos sentásemos una tarde con una pizarra para diseñar con gráficos nuestros planes financieros.
Simplemente ocurrió. El dinero pasó a formar parte de nuestras conversaciones habituales. Fue de lo más natural.
Gracias a nuestra actitud con respecto a este tema, siempre hemos sido sinceros el uno con el otro sobre nuestra visión acerca de dinero, tenemos una estrategia común sobre gasto, ahorro e inversión y, lo que es más importante, jamás hemos discutido por temas económicos.
Por eso, me he animado a escribir este artículo con algunos pequeños consejos que, en mi opinión, os pueden ayudar a mejorar vuestras finanzas de pareja y, por lo tanto, a tener una vida en común sin conflictos por este motivo.
¿Os interesa? Pues vamos allá.
Contenidos
Motivos de discusión por temas de dinero
Antes de nada, conviene que conozcas algunas de las principales causas por las que algunas parejas acaban discutiendo, e incluso poniendo fin a su relación, por culpa del dinero.
Puede que pienses que se trata de situaciones extremas e inconcebibles pero, créeme, son más habituales de lo que parece.
O es posible que, por el contrario, te sientas identificado con alguno de los casos que voy a comentarte. Si es así, ¡cuidado! Piénsalo dos veces antes de seguir por ese camino. Tu relación puede estar pendiente de un hilo.
La infidelidad financiera existe y, por desgracia, sus efectos son casi tan demoledores como los de una infidelidad sentimental.
Los comportamientos más habituales de un infiel financiero son los siguientes:
Ocultar gastos importantes a su pareja
No quiero decir con esto que tengáis que contaros absolutamente todo lo que gastáis (aunque sí sería recomendable, como luego veremos). Me estoy refiriendo a comprar algo caro y esconderlo.
Ocultar ingresos extraordinarios
Si, por ejemplo, tu empresa te da un bonus por productividad, por favor, no cometas el error de no decírselo a tu pareja y guardarte el dinero sólo para ti.
Esconder deudas
Este es quizá uno de los problemas más graves. Toda deuda que contraigáis debería ser acordada por ambos. Pedir un crédito personal por tu cuenta o gastar más de lo debido con una tarjeta de crédito te puede ocasionar problemas que, sin duda, acabarán afectando a tu relación.
Además de estos comportamientos, tal vez extremos, existen otras formas de actuar que, si bien no las puedo considerar una infidelidad financiera, porque son conductas aceptadas por los dos, sí que pueden dar lugar a discusiones en el futuro:
No saber cuánto gana tu pareja
Muchas parejas no quieren contarse cuánto ganan exactamente. Consideran que es una invasión de su privacidad.
Lo puedo entender en las primeras etapas de una relación pero, si decidís empezar una vida juntos, deberíais ser sinceros con respecto a vuestros ingresos.
Si no sabéis lo que ganáis, difícilmente podréis fijar un plan de futuro estable y cualquier problema económico será muy complicado de abordar.
No consensuar los gastos
Sabemos que cada persona es un mundo. Y en la manera de gastar el dinero esto se ve especialmente.
Hay gente que derrocha más, hay otros que prefieren ahorrar para el futuro.
Hay quien tiene hobbies o gustos caros y hay quien sólo necesita gastar unos pocos euros para llenar sus ratos de ocio o darse un capricho.
Sea como sea, tenéis que conoceros mutuamente y llegar a un acuerdo sobre en qué vais a gastar cada uno de vosotros el dinero.
No es fácil, lo sé, pero cuanto más sinceros seáis al respecto y más claro tengáis qué gastos esperar uno del otro, menos problemas tendréis en el futuro.
Tener objetivos diferentes
Este punto está muy relacionado con el anterior.
Debéis fijar cuáles son vuestros objetivos económicos: pagar la hipoteca lo antes posible, comprar un coche, ahorrar para iros de viaje, invertir en bolsa para sacar un rendimiento, etc.
Estos objetivos deben ser compartidos por los dos y marcarán vuestras decisiones cada vez que afrontéis un nuevo gasto o tengáis la suerte de obtener mayores ingresos.
La importancia de una planificación común
Cuando empiezas una vida en pareja tienes que dejar de pensar en ti mismo. Ahora sois un equipo. Habéis iniciado una aventura juntos y tenéis que perseguir un futuro en el que ambos queráis estar.
De ahí la importancia que os he comentado antes sobre fijaros objetivos.
No me refiero sólo a objetivos en el largo plazo, sino también en el corto. Pequeñas metas que queráis alcanzar en los próximas semanas, meses o al año que viene.
Y tenéis que hablarlo entre vosotros y poneros de acuerdo. No vale que sólo sea lo que quiera uno de los dos y el otro se deje arrastrar. Aunque suene redundante, los objetivos comunes sólo son válidos si son eso, comunes.
Una vez establezcáis vuestras metas y objetivos, el siguiente paso es revisar en qué medida los podéis lograr.
Deberéis poner sobre la mesa qué ingresos tenéis y cuáles son vuestros gastos.
Aquí deberéis ser completamente sinceros y tener en cuenta tanto los gastos comunes (hogar, coche, viajes, etc) como los propios (aficiones personales, cuidados, ropa, caprichos, etc).
Con toda esta información, podréis elaborar un presupuesto y así tener claro qué porcentaje de vuestros ingresos debéis dedicar a cada cosa y cuánto podéis ahorrar para vuestro futuro.
Pero el trabajo no acaba aquí.
Una vez definido el plan, tenéis que aseguraros de que se cumple.
Por eso, es más que recomendable llevar al día una hoja de control de ingresos y gastos, donde apuntéis todo el dinero que gastáis y que vais ingresando. Así comprobareis si vuestro presupuesto se va cumpliendo y podréis hacer los reajustes que estiméis oportunos.
Éste es el motivo por el que te comentaba que no conviene ocultar ningún pequeño gasto a tu pareja. Todo suma y cuanto más completa sea la información que recopiléis, más fiables serán las decisiones que tomaréis.
Cuentas separadas o conjuntas
Ahora viene la pregunta del millón:
¿Abrimos una cuenta conjunta o mantenemos nuestras cuentas separadas?
En este punto hay opiniones para todos los gustos pero, si quieres saber lo que pienso yo, te lo diré: haz ambas cosas.
Para mí, la opción ideal es que cada uno tengáis vuestra cuenta personal, donde irá a parar vuestra nómina, pero además deberíais abrir una cuenta conjunta para todos los gastos comunes.
De este modo, separáis claramente el tipo de gasto de cada cuenta.
La cuenta común pagará los gastos conjuntos, mientras que cada uno tendrá cierta libertad para gestionar sus gastos individuales.
En cuanto a qué cantidad aportar a la cuenta común, creo que lo más justo es lo siguiente:
- En primer lugar calculad cuáles son los gastos mensuales y añadidles un 20%. Esta es la cantidad que deberéis aportar cada mes.
- En segundo lugar, programad una transferencia periódica desde cada una de vuestras cuentas a la cuenta común. La suma de las dos transferencias debería ser igual a la cantidad mensual que debéis aportar. Pero no aportéis los dos lo mismo salvo que tengáis salarios similares. Es preferible que el aporte sea proporcional a lo que cobre cada uno.
- Por último, haced una aportación inicial a la cuenta, para que tenga un margen de maniobra por si un mes tiene más gastos que otro (por ejemplo, pasan el seguro del hogar o el cobro del IBI).
Por supuesto, a la hora de contratar las cuentas, mirad siempre que no tengan comisiones de mantenimiento ni por transferencias. Hoy en día hay alternativas de entidades bancarias muy solventes que ofrecen este tipo de cuentas.
Ahora bien, podría ocurrir que hayáis firmado una hipoteca y tengáis que domiciliar vuestras nóminas en la misma cuenta. En ese caso, haced lo siguiente:
- Considerad que dicha cuenta es vuestra cuenta común de gastos.
- Programad dos transferencias mensuales a vuestras cuentas individuales y dejad en la común lo necesario para cubrir los gastos que hayáis calculado para el mes (más el margen de maniobra).
Pero una cuenta común no es suficiente si queréis tener unas finanzas saludables. Deberíais abrir al menos otra cuenta más para vuestro colchón seguridad o fondo de emergencia.
¿No sabes qué es un colchón de seguridad? Te lo explicaré de forma sencilla.
El colchón de seguridad es una cantidad de dinero ahorrado que tienes siempre disponible y que sirve para hacer frente a un imprevisto.
Cualquier gasto que se haga con el dinero de este fondo debe estar muy justificado.
Escribid esto con letras grandes y colgadlo en vuestra nevera.
El colchón de seguridad no se toca
Debe servir para situaciones como una avería de la lavadora, un nuevo empaste o una reparación del coche.
Pero no lo deberíais utilizar para pagar un viaje o compraros el nuevo iPhone. Esto último sería una meta concreta. Algo que deberíais haber incluido en vuestro presupuesto e ir ahorrando mes a mes.
También podéis acudir al colchón si alguno de los dos os quedáis sin trabajo y se ven reducidos vuestros ingresos. Por eso, recomiendan que el colchón cubra, al menos, los gastos de 6 meses.
Por lo tanto, tener una cuenta para este fondo de emergencia es fundamental si no queréis pasar apuros en un momento dado.
A ser posible, debería ser una cuenta remunerada, aunque sea muy poco. Ya que este dinero no lo vais a tocar salvo causa de fuerza mayor, siempre está bien que os genere algún eurillo extra al mes.
Para crear el colchón, tendréis que programar otra transferencia automática mensual, al menos hasta que ahorréis la cantidad que os haga sentir seguros.
Y si en algún momento gastáis dinero de este fondo de seguridad, no os olvidéis de reponerlo cuanto antes.
Estrategia de inversión en pareja
Perfecto, ya sabemos lo que ganamos cada uno, lo que gastamos en común e individualmente y hemos formado nuestro colchón de seguridad para dormir tranquilos.
Es el momento de dar un paso más y decidir qué hacer con nuestros ahorros.
No quiero alargarme en esta parte. Simplemente querría centrarme en una cosa: debéis definir vuestra propia estrategia y estar comprometidos con ella.
De nuevo, es imprescindible que sea algo consensuado y con lo que os sintáis cómodos.
Debe ser cosa de dos. Aunque uno lleve la voz cantante, las decisiones deben estar consensuadas y ambos deben conocer perfectamente la estrategia.
En esta estrategia tendréis que identificar:
- qué queréis a corto plazo. Una tele nueva, un viaje o cualquier gasto importante que se escape de lo convencional;
- en qué vais a invertir y cuál es el riesgo que estáis dispuestos a asumir.
Y para llevar a cabo estos planes os recomiendo abrir nuevas cuentas conjuntas.
¿Más cuentas? Me diréis.
Por supuesto. De ahí la importancia de contar con un banco que no os cobre comisiones por mantenimiento o por transferencias.
En concreto, yo abriría una cuenta para las compras planificadas y, al menos, otra para las inversiones.
Aunque podríais usar la cuenta del colchón de seguridad o la común de gastos para ahorrar el dinero de las compras extraordinarias, yo no lo recomiendo.
Es preferible tener una cuenta independiente porque así tendréis bajo control en todo momento el dinero que estáis aportando y no lo utilizaréis para otros fines diferentes al que planificasteis.
Con respecto a la cuenta de inversión, la cosa está menos clara. Dependerá del tipo y número de activos donde invirtáis. En próximos artículos os contaré mecanismos de ahorro e inversión que espero os sean de ayuda.
¿Y cuánto debéis transferir?
De nuevo, esto dependerá de vuestra situación personal pero, por lo general, la regla 50/20/30 suele funcionar bastante bien.
Según esta regla, el 50% de vuestros ingresos iría a gastos comunes, el 20% al ahorro e inversión y el 30% a los gastos personales.
Del 20% del ahorro tendréis que ir definiendo en cada momento cuánto dedicáis al colchón de seguridad, cuánto al ahorro para afrontar una nueva compra y cuánto a la inversión.
Por tanto, vuestra estrategia común de inversión no es algo que fijáis una vez y os despreocupáis. Deberíais revisarla cada cierto tiempo para ver si marcha conforme a lo previsto o si tenéis que mejorar algo.
Lo ideal sería que una vez al mes dediquéis un rato a revisar vuestros gastos y comprobar si vuestros planes siguen el ritmo que os habíais marcado.
Recapitulamos
Llegados a este punto, espero que la cabeza no os esté echando humo.
Por si te has perdido, te recuerdo los puntos fundamentales:
- Conoced vuestros ingresos y vuestros gastos.
- Confeccionad un presupuesto.
- Llevad un control de ingresos y de gastos.
- Tened cuentas separadas para vuestros ingresos.
- Mensualmente haced las aportaciones necesarias a las cuentas compartidas:
- Cuenta de gastos comunes.
- Cuenta del colchón de seguridad.
- Cuenta de ahorro para compras extraordinarias.
- Cuenta de inversión.
- Trazad el plan de inversión y sentaos a revisarlo al menos una vez al mes.
De verdad, es más sencillo de lo que parece. Lo más importante es ser sincero con vosotros mismos y con vuestra pareja, plantearos objetivos realistas y consensuados y seguir el plan que os marquéis.
Estoy seguro de que con estas pautas el dinero no será nunca un problema en vuestra relación.
Ahora es tu turno.
Cuéntame, ¿qué trucos utilizáis para organizar vuestras finanzas en pareja?
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